Contacto con Dios
Jesucristo es el Amigo que no abandona.
La gracia del Espíritu Santo, como combustible en la nave, nos permite surcar el mar de la vida.
El Señor se fija en ti, como un padre lo hace complacido en su hijo único.
La Iglesia es nuestro Paraíso en la tierra.
Tu mayor consuelo aquí en la tierra es mirar hacia Dios y llamarlo: ¡Padre! ¡Padre!
El espíritu de cada casa debe ser el de una familia, que todo lo tiene en común, bienes espirituales y temporales. ¡Ojalá se refleje en cada familia de la Congregación el resplandor de la Sagrada Familia de Nazaret!
Sufrimiento y Alegrias
Dolores y alegrías se alternan en la vida: hace falta amar las tribulaciones para ser dignos de consuelos que luego Dios otorgará en la prosperidad.
Dios es el manantial inagotable de felicidad.
No hay satisfacción que se pueda comparar con las del sufrimiento.
Las dificultades son el sello de aprobación de nuestras obras.
Cuantos mayores sean las pruebas a las que Dios quiera someterlos, tanto mayores serán las gracias con las que Él los colmará.
Nuestras penitencias, nuestro cilicio, lo constituya un trabajo enérgico.
Nuestro mayor sacrificio es el de observar la Regla con exactitud.
Soledad
En el silencio y en la soledad se maduran las grandes empresas para salvar a la tambaleante sociedad.
La soledad fortalece al hombre en sus propósitos, como la encina sostiene vigorosamente sus ramas para que resistan los vendavales.
El silencio es útil como la boca del horno que no deja salir el calor, necesario para cocer el pan. Sé parco al hablar, como procuras mantener tibio el aire en tu pieza en el crudo invierno.
Sólo Dios es santo, y los hombres -quien más, quien menos- tienen manchas y miserias: aprendamos por lo tanto a tratar más con Dios que con sus pobres criaturas.
¡Qué hermoso dejarse guiar por el espíritu del Señor! ¿Prestamos atención y obedecemos a sus divinas inspiraciones?
Obediencia
Es mucho mejor obedecer que mandar.
El hijo obediente es un santo.
El voto de obediencia constituye al religioso en hombre perfecto, porque donar a Dios la propia inteligencia y el propio corazón por intermedio de los Superiores, es ofrecerle el "maximum" y lo mejor de sí.
El más alto grado de perfección religiosa consiste en la perfecta sumisión de nuestra voluntad a la voluntad divina, manifestada por los Superiores legítimos.
El bautismo nos hace nacer en el hogar de Dios; la obediencia nos hace nacer en el corazón del Padre.
Cada cohermano debe ser como un libro abierto en las manos de su Superior, para que éste pueda asignar con acierto los oficios en proporción a las fuerzas de cada uno.
* Prontamente más safres célebres
"¿Cómo creer que sobre la frente del pobre está esculpida la imágen de Dios y no correr a hacerle el bien y servirle?"
San Luis Guanella
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Frases Célebres del Padre San Luis Guanella